Podemos definir emoción como la alteración del ánimo debido a un estímulo. Sin estímulo no hay emoción como sin causa no hay efecto.

Aun a pesar de que todos experimentamos el hecho involuntario de soñar, pocos dan valor al significado de esos sueños. Aunque forman parte de nuestra vida cotidiana, los consideramos  algo ilusorio, un simple juego mental. Cuando es el reflejo de nuestra parte no física, de nuestra alma, de nuestro Ser.

El inconsciente es un gran desconocido. No somos conscientes de los matices emocionales que alberga en su interior hasta que como en una ingente explosión de colores tiñe nuestro entendimiento racional.  

La primera palabra que aprendiste cuando eras niño fue el monosílabo No. Aun sin saber hablar tu primera expresión oral fue No. Antes de saber decir papá o mamá de manera natural y sin previo aprendizaje supiste decir No. Cuando la papilla no te gustaba girabas tu cabeza de izquierda a derecha y sin saber estabas diciendo No. Ese primero gesto, y después palabra, te sirvió de manera grandiosa; descubriste que era una palabra mágica y que te favorecía y reafirmaba tus deseos...¡qué poder tenía aquella palabra!