Lo encontramos dividido, separado en dos : hemisferio derecho y hemisferio izquierdo. Cada una de estas mitades tiene su función particular y necesaria para el correcto funcionamiento de nuestro cuerpo físico y psíquico. Ambos hemisferios trabajan unidos, comunicados a través de unas estructuras interhemisféricas llamadas cuerpo calloso.
Se ha comprobado que tanto trabajan conjuntamente como aisladamente; sin necesidad de romper ese puente o cuerpo calloso.
El hemisferio izquierdo es el encargado del razonamiento, del análisis, de instaurar la lógica y la matemática en nosotros. Este hemisferio siempre busca una explicación para todo y tiene memoria. Se le ha asignado el nombre de "lado masculino".
El hemisferio derecho es el encargado de la intuición, de la sensibilidad; de expandir la creatividad, el simbolismo, el lenguaje no verbal. El nombre asignado es el de "lado femenino".
Lo ideal es equilibrar los dos hemisferios ya que nos dará una mayor comprensión de nuestro entorno. Por ejemplo ante una pintura abstracta en un primer momento nuestro hemisferio izquierdo verá líneas y colores mezclados e inconexos. Si dejamos surgir en plena libertad nuestro hemisferio derecho en esos colores y líneas inconexas aparecerá un abanico de hermosas estructuras artísticas, de gran poder sensorial.
En la gran mayoría de nosotros acostumbra a haber una predominancia de uno u otro hemisferio cerebral ya que tendemos a utilizar uno más que otro.
Energéticamente estos dos hemisferios tratan los hechos cotidianos de tu vida de manera muy distinta. Mientras que tu lado matemático y racional acostumbra a desatar el juicio, la rabia, la ira y cae en un bucle repetitivo de secuencias y memorias que siempre reafirmarán ese hecho... Tu lado sensitivo busca recursos comprensivos y de aceptación, asimilando el hecho sólo como información, sin juicio; con amor.
Te habrás preguntado más de una vez como es que una persona ante una ofensa actúa calmadamente y otra en la misma circunstancia se encoleriza. La predominancia de sus hemisferios es la respuesta.
Igual que trabajan unidos y coordinados de manera automática, también puedes dirigir la predominancia en un momento dado, porque recuerda que no se necesitan sólo se complementan. Cuando el cuerpo calloso se rompe a causa de algún trauma continúan trabajando independientemente.
SÓLO NECESITAS 90 SEGUNDOS PARA PASAR DE UN HEMISFERIO A OTRO CONSCIENTEMENTE.
Ante una discusión o un suceso doloroso para ti, el hemisferio que se autoactiva rápidamente es el izquierdo cayendo en un bucle de juicios y justificaciones donde surgirán más y más elementos que reafirmen su dominancia. Pueden llegar palabras iracundas y actos totalmente improcedentes, aunque tu cerebro izquierdo los considere lógicos y circunstanciales.
Si durante 90 segundos, sólo 90 mágicos segundos, respiras profundamente y traes a tu mente una palabra, un mantra, una sensación de paz y amor y la mantienes en ti durante ese corto periodo de tiempo sentirás como ese estado iracundo o de juicio va perdiendo paulatinamente fuerza y apego.
Si durante 90 segundos dejamos de alimentar al monstruo, el monstruo se calma.
Experiméntalo en ti la próxima vez que tengas una discusión o seas motivo de una burla. Salta rápidamente a tu remanso de paz, sólo necesitas 90 segundos. Notarás la diferencia.