Nuestro organismo es de naturaleza electromagnética, eso quiere decir que nuestro cuerpo está constituido por energía lumínica. Si tuviéramos la capacidad de percibirnos con ojos no físicos constataríamos que somos seres de luz.
Ya sabemos que en nuestro cuerpo hay elementos químicos y eléctricos que permiten el perfecto funcionamiento de nuestras células y nuestro sistema interno. Esa naturaleza química-eléctrica-lumínica es la que nos permite desarrollarnos física, mental, emocional y espiritualmente como el estado perfecto de la Naturaleza Humana.
Cuando por algún motivo esa comunión se rompe, está en nuestra mano volver a implantar el equilibrio sabiendo que: si los pensamientos son eléctricos y las emociones son magnéticas, modificando y cultivando pensamientos y emociones de elevada vibración la restauración de nuestro campo energético será patente.